....................................... Viaje al interior de una expedición

lunes, 5 de diciembre de 2016

Viaje al interior de una expedición



Aconcagua por aficionados

Estilo, utopía y meritos a casi 7000 metros, comienza en los años ochenta, cuando Patagonia era más remota que ahora, el mundo entero también era más remoto, en aquellos días parecíamos estar lejos de todo y sobre todo, los que vivíamos en las ciudades de la estepa, lejos del mar y de las montañas, azotadas por los vientos que llevan la arena del oeste al este, con inviernos helados y veranos abrasadores.
En aquella época de grandes cambios en nuestra sociedad, muchos fuimos influenciados por un verdadero gurú, lo seguimos hasta que nos dejó solos, y ese acto, fue su mayor obra, nos puso a prueba y nos obligó a ser creativos, valientes y comprometidos.
Este relato cuenta como, desde los años 80 una creación colectiva, con forma de club, vive los vaivenes de la realidad cultural y económica, muta y evoluciona en diversos aprendizajes, construye su identidad y busca un lugar en el contexto del medio humano que compone la montaña. La mirada sobre una historia propia varía con el paso del tiempo y las experiencias, y hay ciertos descubrimientos como así también tomas de posición que caracterizan cada acción.
El club y su fundador, cuyo entorno geográfico es esa estepa reseca, inserto en la realidad del norte de la Patagonia Argentina, crece a través de los años ligado al Aconcagua distante unos mil kilómetros. Notoriamente existe un contraste entre el pensamiento que inunda la cultura corporativa del grupo con las nuevas tendencias del montañismo moderno. Con el paso del tiempo, dificultades, accidentes, desencantos, éxitos y logros hacen de esta historia un hecho común a la experiencia humana en todos los ámbitos con el marco de las montañas dándole cobijo.
A través de la reflexión, toma forma un mensaje que subyace en este texto como un intento de rescate casi utópico de los valores del montañismo autónomo y tal vez minimalista, que sede espacio a un moderno arsenal cultural que ha logrado asociar las actividades de montaña a la idea de la cadena de producción, la "macdonalización" de la aventura que recurre a cuantiosos recursos para crear un producto accesible, seguro, estético, rentable y previsible, apto para ser consumido masivamente.
Un acuerdo, el sueño de un verano montañero, conforma un grupo numeroso, personas comunes con vocación montañera, ningún profesional de la montaña, solo aficionados. En el ideario de la expedición se valora esta condición, serán más lentos, menos efectivos, pero sin dudas más abiertos a sorprenderse, obligados a mantener un nivel de atención mayor deberán filtrar los estímulos con reja fina, condiciones que garantizan grandes emociones y revelaciones. El proyecto fue enfrentar la montaña con modestas aspiraciones técnicas, sin buscar lo extremo pero con clara vocación de alcanzar la cumbre.
Los preparativos tomaron meses: entrenamiento, suministros, financiamiento y esfuerzo, hasta que un día, el grupo fluye en las laderas del Aconcagua, un medio geográfico impresionante aunque muy conocido, visitado por miles de personas cada temporada, la táctica del equipo contrasta con las operaciones que las compañías de turismo activo llevan adelante en el mismo lugar, se comparte el paisaje pero varias veces las diferencias de estilo crean fricciones, como es de esperar, en el lugar que ha sido escenario y motor de los inmensos y profundos cambios de las actividades de montañismo en la Argentina.
En el intento se ponen en duda ciertos paradigmas: el valor del intento es suficiente?, el aprecio por el camino alcanza cuando el logro se escapa? Una larga charla con lagrimas en los ojos, busca esas respuestas, llenos de sentimientos los miembros de la expedición discurren sobre este tema a 5900 metros sobre el nivel del mar, cuando todo parece terminar se rescata la hermandad, la entrega y se valora que habrá más oportunidades.
Un descenso que empieza con muchas reflexiones se va convirtiendo en un incendio dentro del Viejo, el líder de la expedición enciende una nueva esperanza y se lanza un intento fuera de programa, con pocos suministros. Una asamblea con muchas caras de agotamiento decide quienes serán parte de un desesperado esfuerzo. La expedición tomó un rumbo nuevo, con ese cambio se afirman los valores que fueron expuesto en más de veinte años de historia relatada, en muchas charlas; tanto los que suben como los bajan deciden sabiendo que se está poniendo a prueba su integridad como deportistas y como personas, que tanto una como otra opción determinaran el resultado del conjunto.
El relato cierra con optimismo, propone nuevos métodos para promocionar más que un acercamiento al medio montañoso, una actitud distinguida, la actitud expedicionaria, que sigue ancestrales tradiciones de exploradores y aventureros. La historia termina como muchas cosas en Argentina; comiendo asado, una celebración que se prolonga y anima al grupo para continuar y proyectarse en el tiempo y en las nuevas generaciones con un mensaje contracultural tal vez, un paradigma que contrasta con los mandatos que sostienen el día a día de los segmentos más numerosos de la sociedad, aunque sin voluntad de confrontar siembra, crece y madura en un rincón de Patagonia Norte.

1 comentario:

Plan b dijo...

Le tengo Mucho aprecio a este escritor...capaz los años hacen q uno se conecte desde otro lado..no soy montañera...más bien una deportista extrema q no fue diría un amigo.. Pero los sentimientos no saben de esos juicios y él y más aún su compañera están en mi corazón en un lugar especial. Éxitos y sobre todo..una cumbre más. Plan B