Querido amigo. Escribo éstas líneas desde la más honda incertidumbre. Quizá debiera haber elegido lápiz y papel, sabe Usted que es una manera interesante de repensar y repasar lo que uno ha de escribir. Uno se acerca más al Otro. En cambio, la PC (que cosa !! en otras épocas significaba Partido Comunista) permite escribir, corregir, agregar, quitar....y nadie lo nota. Como no sé su domicilio exacto, escribo, pues, a su domicilio abstracto. El inasible. Pero no quiero desviarme del motivo de éste escrito. Decía yo que estoy en la más honda incertidumbre. Sucedió hace unos pocos días. Una mañana fresca que ya hacía sentir los primeros maravillosos rigores del otoño. Confieso que me sentí, de pronto, en medio de aquel mágico cuento de Borges, El Otro, en el que el gran escritor, se encuentra, en un banco en la rivera del Mississipi, si mal no recuerdo, con Él mismo, pero unos años más joven. La charla entre ambos no tiene desperdicios. También podría haber creído estar en un relato del Negro Dolina, de similares características al cuento borgeano, pero con una interesante vuelta de rosca final. Pero no. Nada de eso era cierto. Quizá, y es lo que yo sospecho, alguna mezcla a base de hongos, que me sirvieron en un sospechoso bar, fue lo que me proyectó al Futuro. Algún brebaje de similares licores y viscosos ingredientes como aquellos Multivitamínicos que tomáramos en La Paz hace ya unas cuantas montañas atrás. Lo cierto es que te vi. En el futuro te vi. No me animé a acercarme. Pero no tenía dudas, eras vos, con algunas montañas más encima y el rostro lleno de senderos. Leías el diario como poseído. El diario de qué día ? De qué año ? Podría ayudarte yo en tu búsqueda? Hubiese querido preguntarte tantas cosas !!!! Pero pudo más el temor y el deseo de NO saber lo que nos traería el futuro. Me alejé confundido. Me estaré volviendo loco? Dudé en escribirte éstas líneas. Sospecho que ya las leíste. De todos modos te dejo testimonio gráfico de lo que relato.
Abrazo montañero.
Ale Cinquegrani
